domingo, 5 de julio de 2009

Heightened suicide risk after initiation of antidepressants.

Todos hemos oído hablar del momento crítico en el que el paciente con depresión se suicida. Me refiero a ese momento, justo después de comenzar tratamiento con un antidepresivo en el que el paciente, de acuerdo con el canón psiquiátrico recibido, al sentirse más activo, se quita la vida. Pero, ¿Es esto cierto? Se suicidan los pacientes con depresión después de comenzar tratamiento con antidepresivos, precisamente porque se encuentran mejor?

La respuesta a esta pregunta se puede encontrar en este artículo en Psychiatric Services del mes de Marzo de 2009. Uno de los autores es Edward Shorter - uno de los historiadores de la psiquiatría y de la medicina calificado de revisionista y heterodoxo por la generación de historiadores de la era Porter-Berrios.

La metodología usada para tratar de determinar si se había establecido alguna correlación estadística entre el inicio del tratamiento y el suicidio fue muy sencilla: entraron en las dos bases de datos más usadas (Medline y PsychINFO) e introdujeron la frase siguiente: "suicide during recovery from depression". Citan entonces varios artículos pero destacan dos (este y este otro) de Simon y colaboradores y este otro de Robert Gibbons. Las bases de datos usadas por los tres artículos son enormes: 65,103 pacientes para el primer artículo, más de 100,000 para el segundo y la exuberante cifra de 226,866 veteranos para el tercer artículo.

Con cifras como estas es un poco difícil criticar las conclusiones de los autores. Invariablemente, el resultado que obtienen es que cuando más ocurren las tentativas de suicidio es precisamente en el mes anterior al comienzo del tratamiento (sea psicofarmacológico o psicoterapéutico).

Sin embargo, citan un artículo de Hershel Jick y de sus colaboradores, publicado en JAMA en el año 2004, en el que se compararon 555 casos con sus controles (casos = inicio de tratamiento con antidepresivo y conducta suicida). De acuerdo con estos autores, hay un aumento del riesgo de suicidio en los nueve primeros días del tratamiento con antidepresivos - pero, la explicación que ofrecen es que no se justifican las tentativas en el contexto del efecto del antidepresivo sino en el de la intensificación de la depresión.

A pesar de todo lo anterior y de los grandes e impresionantes números, los autores concluyen con las siguientes palabras: De la media docena de expertos en suicidio con los que hablamos, todos nos dijeron que se habían formado con esta teoría y que creían que era cierta. Algunos pensaron que habían estudios que apoyaban esta idea, ninguno pudo citar datos que la corroboraran. "Es algo que los clínicos saben", nos dijo uno.

¿En qué quedamos, entonces?



En otro orden de cosas, la semana en la blogosfera ha sido muy entretenida después de la publicación en la revista Nature de tres estudios acerca de la heredabilidad y la genética molecular de la esquizofrenia.

Se hacen eco de ello tres blogs que sigo, esenciales, el primero que leí fue el de David Colquhoun, DC's Improbable Science, con un link al New York Times memorable (compara el reportaje del Independent con el de otros periódicos). El segundo blog es el magistral Mind Hacks de Vaughan Bell en donde se da, como de costumbre, una explicación concisa y accesible de lo que significan los tres estudios (con acceso a los abstracts de los tres). Por último, un abordaje más sobrio en el blog de Justin Marley - The Amazing World of Psychiatry- (por cierto, que para que un psiquiatra esté al día acerca de la demencia, este es el mejor blog que he leido).

A pesar del triunfalismo de algunos, no se ha progresado demasiado desde el articulo en Nature en Noviembre de 1988 sobre la genética de la esquizofrenia.





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