domingo, 24 de enero de 2010

Article level metrics and XBAM versus SPM.

Hace un tiempo le oí decir a un conocido profesor titular de psiquiatría (de la Universidad de Valencia) que había un grupo de psiquiatras españoles que sufrían de "Impactitis" - era la primera vez que oía el término; aunque por otra parte sabía del temor que provocaba en autores y editores las fluctuaciones a la baja del Impact Factor de una revista.

Una buena introducción (aunque algo vieja en términos bibliométricos) al asunto de la
impactitis y a la historia y (des)ventajas del Impact Factor, es posible encontrarla en este artículo (de acceso completo) de una de las revistas del grupo BMJ.


Es precisamente en uno de los blogs del grupo BMJ, el blog de Richard Smith (que fue editor del BMJ), en el que se avisa de cambios sustanciales en la medida bibliométrica de la producción científica. No se trata de las habituales críticas al concepto de IF si no de la introducción de parámetros bibliométicos más útiles (los Article Level Metrics o Niveles Métricos del Artículo) y que representen mejor la realidad de la publicación científica y, además, todo ello en el contexto de la Public Library of Science, acabando así con la hegemonía del grupo Thomson Reuters.

En su blog, Richard Smith hace mención explícita del provocador artículo de John Ionnadis: Why most published research findings are false. Y lo cita para ilustrar la función de los Article Level Metrics.

En suma: ¡El Factor de Impacto está muerto!¡Larga vida a los Niveles Métricos de los Artículos!

Pero, queda claro que la tendencia a escribir obituarios es, en el terreno científico, una actividad prematura. Algo de esto es lo que me ha pasado con el artículo de Pomarol-Cloter.

Como sin duda recordarán, en el post anterior, comentaba someramente, pero con asombro y de modo solemne, el artículo de Pomarol-Clotet et al. publicado en Molecular Psychiatry. Desde el famoso artículo en Nature de Nikos Logothetis creí empezar a entender la importancia de los estudios de neuroimagen en tanto que dependen de sofisticados programas de ordenador que virtualmente pueden (de)mostrar cualquier cosa (como el caso del ¡salmón muerto pero pensante!; del que se puede leer una crítica verdaderamente esclarecedora aquí). Pues bien, el artículo de Pomarol-Clotet et al., habría que leerlo a la luz de este otro artículo que se acaba de publicar en el Journal of Clinical Neuroscience y que se comenta en detalle en el mismo blog en el que se revelaba la actividad cerebral en el salmón (¡!).

La conclusión del estudio de Fusar-Poli et al., es la siguiente: básicamente, según se use un software de análisis de datos - para las imágenes de fRMI - u otro, cambian de manera sustancial los resultados... al parecer XBAM arroja más resultados que SPM; lo que podría replantear los resultados del artículo de Pomarol-Clotet et al., a no ser que el uso de dos teconologías más de neuroimagen (Voxel Based Morphometry y Diffusion Tensor Imaging) compensen lo anterior.

sábado, 23 de enero de 2010

De la Sexsomnia a la Teoría de la Mente.

Un intrépido Residente con coleta me comentó que Nietos de Kraepelin llevaba tiempo que no hacía público (por público me refiero a circular algún que otro artículo interesante en PDF) algún artículo exótico acerca de la Materia Psiquiátrica (la denomino así en homenaje a Rick Wakeman y a su LP sobre el Rey Arturo, y desde aquí la referencia a la Materia de Bretaña de Malory).

Otro residente, no menos intrépido, me había hablado de un paciente adulto que padecía de sonambulismo.

La convergencia del término exótico y de la parasomnia reseñada me llevó a encontrar este insólito artículo publicado en la revista Clinical Neurology and Neurosurgery este año: Sexsomnia: An Uncommon Variety of Parasomnia.

En el artículo se describen dos casos de pacientes en los que se verificaron conductas sexuales durante fases de sueño profundo, no REM, en las que gruñían, jadeaban, se masturbaban y llegaban a efectuar el acto sexual con el compañero, con amnesia posterior. En ambas se halló historia de abusos sexuales durante la infancia/adolescencia y, además, historia de consumo de alcohol.

Pueden encontrar un artículo relativamente reciente y de acceso completo en el Canadian Journal of Psychiatry que fue en el que se publícó la primera serie de 11 pacientes y además es el artículo que le da el nombre a la parasomnia. Hay otra revisión interesante y reciente aquí.

En otro orden de cosas, aparentemente más convencional, he de mencionar un importante artículo que se acaba de publicar en la revista Molecular Psychiatry y de acceso libre: Medial prefrontal cortex pathology in schizophrenia as revealed by convergent findings from multimodal imaging.

Tengo la impresión de que el artículo se convertirá en un clásico; podría ser el artículo que se cite en lo referente a un cambio de mentalidad/conceptualización acerca de la utilidad de la neuroimagen en la(s) psicosis. Me explico: lo más cercano a un marcador biológico van a ser los hallazgos funcionales procedentes de la neuroimagen y este artículo podría ser el primero que dé ese vistazo. Además, y aún me sorprendo con estas cosas, es un artículo de producción local con al adición de un conocido investigador clínico de Inglaterra (P. J. McKenna).

En mi opinión, y después de leer la sección de discusión, derivé una sensación de extrañeza, de que estaba leyendo algo especial. Sobre todo por el modo en que involucran a la Teoría de la Mente y a la Cognición Social en la esquizofrenia y la contrastan o refieren a otro artículo - relativamente reciente - en los Annals of the New York Academy of Science (que también es posible leerlo entero y que debería ser otro clásico - en el sentido borgesiano del término, ver: Jorge Luis Borges, Otras Inquisiciones).

NB: en la imagen, Hipnos y Tanatos de John William Waterhouse.









lunes, 11 de enero de 2010

Cannabis, the "Primacy of mania" and another (in)famous meta-analysis.

El periódico local La Provincia publicó el 28 de Diciembre de 2009 un artículo con el título Los porros hacen daño, pero no irreversible del que llevo tratando de comentar desde hace días.

Se trata de un artículo de agencia que hace referencia a otro artículo publicado nada menos que en el Schizophrenia Bulletin. Aunque estoy suscrito a la fuente web o feed del Schizophrenia Bulletin, he de admitir que se me pasó este artículo: Cannabis and first episode psychosis: different long-term outcomes depending on continued or discontinued use .

Uno de los aspectos más importantes, para mi, es que los autores son españoles; entre ellos destacan dos lumbreras de la psiquiatría española (Eduard Vieta y Celso Arango); Ana González-Pinto no les va a la zaga, pero por alguna razón, los dos citados pitan más.

Prima facie
, pensé que se trataba de otro de esos trabajos de investigación en el que se articula lo obvio; sin embargo, el rigor metodológico del mismo, lo hace digno de leerse con atención. Se podría abrir una sesión de debate en la que se comentaría si la recopilación y la verificación de datos y hechos es una actividad científica legítima y se concluiría que sí lo es; desde luego, este artículo no ofrece un "insight" profundo en la naturaleza de la interacción entre el cannabis y la etiología de la psicosis, por ejemplo. Sin embargo, representa clara e inequívocamenente lo que es la labor sistemática y acumulativa de los científicos - labor denostada por los filósofos de la ciencia historicistas (Popper, Kuhn, Lakatos... pero esa es otra historia).

Pero, ¿Es acaso superior al artículo de Arango et al. la discusión conceptual acerca de la "Primacía de la manía" que Koukopoulos y Ghaemi publicaron recientemente?

La propuesta de Athanasios Koukopoulos y de S. Nassir Ghaemi es, al menos, diferente: opinan - y tratan de documentarlo empíricamente - que se ha expandido demasiado el concepto de depresión, haciéndolo algo inútil; al contrario, se ha restringido el de manía, de tal manera que - tal y como manifiestan en la página 126 - "[...] metafóricamente hablando, la manía es el fuego y la depresión es la ceniza".

En otras palabras, la depresión es la consecuencia de los procesos de excitación de la manía, tal y como escriben en el abstract del artículo. Por lo tanto, sería necesario reconsiderar el uso de fármacos antidepresivos, ya que en lugar de tratar de elevar el afecto del paciente, el objeto del tratamiento sería suprimir la excitación maníaca (este último concepto tiene poco que ver con el de excitación maníaca sensu stricto, y es por consiguiente sui generis).

Una de las pruebas empíricas que aportan es el hallazgo relativamente reciente de que los antidepresivos en pacientes con depresión - en el contexto de un trastorno bipolar - contribuirían al empeoramiento de su enfermedad/trastorno.

Entre el rigor metodológico del primer artículo y el aparente exceso especulativo del segundo, se podría situar un meta-análisis que se acaba de publicar en la revista JAMA y que vuelve a tocar el tema que tocó hace dos años Kirsch en su famoso meta-análisis publicado en PLoS Medicine y que provocó algo de revuelo: los antidepresivos tienen el mismo efecto que el placebo en depresiones leves y no demasiado graves; sólo en depresiones severas se despegan del placebo.

Del artículo en JAMA a principios de este mes, se hicieron eco varios blogs importantes y pueden leer algunos comentarios aquí y aquí. La lectura más ponderada e inteligente del artículo la efectúa Danny Carlat en su blog- ésta última vendría a ser la versión seria del psiquiatra clínico; los comentarios de Carlat están divididos en dos posts, sólo he establecido un link con el el primero.

Tanto el primer artículo, como el segundo y el meta-análisis aludido, hay que leerlos en el contexto de una muy reciente editorial (correspondiente al 7 de Enero) publicada en la revista Nature y con el título "Una década para los trastornos psiquiátricos".

El subtítulo es muy sugestivo ya que dice lo siguiente: De muchos modos el conocimiento disponible acerca de la esquizofrenia y de su tratamiento están maduros para una revolución. El subtítulo hace alusión, como es de rigueur a T. S. Kuhn y a sus paradigmas - lo que no deja de ser un poco out of fashion.

La editorial me recuerda un comentario, en el libro "A history of psychiatry", hecho con algo de sorna por E. Shorter acerca de Adolph Meyer; de acuerdo con Shorter, para A. Meyer en relación a la enfermedad mental "todo era muy complicado" y esto lo expresaba en su huída del reduccionismo biologicista.

Creo que esencialmente la editorial plantea algo similar: en la actualidad el desarrollo de la psiquiatría y el entendimiento de la enfermedad mental pasa por la multidisciplinariedad en las neurociencias, incluyendo el uso de la genética molecular. Por consiguiente, todo es muy complicado... Lo que ilustraría la distancia existente entre la clínica y el laboratorio y la necesidad de acortarla como sea, para evitar una inflación de la información sin verstehen acompañante (¿O era erklären?), que diría K. Jaspers (¿O era Dilthey?).


NB: en la imagen superior izquierda, pues ya saben... En la inferior derecha, Edward Shorter - esta última imagen será retirada a peticdión del autor al no conocerse la situación de la licencia de copyright.