Los que leen este blog o los correos electrónicos ya se habrán dado cuenta de que tengo en mente no sólo lo que voy encontrando a lo largo que interacciono con mis pacientes y con la literatura psiquiátrica/psicológica/neurocientífica (y la Web 2.0 ) sino que además también tengo en mente a los residentes de psicología y de psiquiatría que hacen guardias conmigo y con los que mantengo una relación que yo creo cordial y amigable. Añadir que el blog, comenzó como una serie de correos electrónicos que enviaba (y envío) a un grupo de MIR/PIRes y que de ahí pasé a que los mismos aparecieran en el blog, con algunas modificaciones.
En otras palabras, mi público, si alguna vez he tenido alguno, está constituido por brillantes "wannabes" de la psiquiatría y la psicología (algunos/as aspiran a ser Kraepelin, Nancy Andreasen, y ¿por qué no? Sigmund Scholomo Freud). De lo que se trata, entonces, es de trasmitir algo útil y a la vez interesante y de esperar de ellos/as que no se sientan objeto de descargues paternalistas y toca-pelotas (lo que a veces es inevitable). Uno de los temas recurrentes en su formación, es la tensión constante entre distintas perspectivas dentro de la psiquiatría y la psicología. Me refiero a escuelas del pensamiento divergentes y de las que es difícil hacer una síntesis satisfactoria. Algo de esto es posible encontrarlo en las líneas que siguen.
Llevo mencionando, en AS anteriores, una cena a la que asistí con otros psiquiatras. Uno de ellos, algo achaparrado, como un personaje secundario de un cómic de Astérix
, comentó, entre otras cosas, que uno de las razones por las que se había cuestionado la utilidad del psicoanálisis era porque al saberse tan poco de la persona consciente, del fenómeno de la consciencia, no tenía demasiado tiempo para estudiar el inconsciente. Desde ahí, la conversación derivó hacia la penetración del psicoanálisis Lacaniano en España y en Canarias y de unas jornadas que se iban a celebrar en un futuro próximo; otro psiquiatra, el que se parece al abuelo de Heidi (en su versión animé ) - de acuerdo con la versión de una de las MIR -, expresó su preocupación ante el texto del folleto que publicitaba las jornadas por su discurso anti-médico - ¿anti-psiquiátrico? - en el que se criticaba a la psiquiatría convencional y a la "modificación de la conducta".
La lectura del libelo anterior me hizo pensar en Todd Dufresne y en el "foreword" de su libro Tales from the Freudian Crypt escrito por Mikkel Borch-Jacobsen (no he traducido foreword como prefacio, ya que éste, está escrito por el mismo Dufresne). De acuerdo con Borch-Jacobsen, "Dufresne lee a Freud como ninguno, capaz de entender en todo su profundidad que el psicoanálisis es fundamentalmente inmune a las críticas, porque nunca estuvo relacionado con la realidad". El texto del folleto de antes padece de esa falta de realidad, lo que lo hace vacío de contenido y lleno de palabras huecas.
Es notable que me halla encontrado con este texto, justo cuando me preguntaba hace poco acerca de la contribución de personas como Bateman, Fonagy y Gabbard (desde una perspectiva psicoanalítica abierta y pluridisciplinar) a la psiquiatría y, por ejemplo, al tratamiento de pacientes con Trastorno Límite de la Personalidad. Cabe preguntarse de qué manera puede la irrealidad lacaniana ayudar y asistir a estos/as pacientes.
En la imagen: subida al Museo Freud en Berggasse 19, Viena.
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