Acabo de llegar de la última reunión de Controversias en Psiquiatría, que fue sobre el suicidio y que a mi me pareció particularmente interesante. Sin embargo, predominó algo que una vez leí en un libro de Edwin Shneidman, Comprehending Suicide, en el que decía que uno de los juegos de mano (¿engaños?) - en inglés, "sleights of hand" - de la psiquiatría contemporanea era el igualar la depresión con el suicidio.Varios de los autores, entre ellos la aparentemente joven María Oquendo y un canadiense de origen argentino (¿o uruguayo?) Gustavo Turecki, trataban de hacer precisamente eso... aunque es posible que a los ilustres Médico Internos Residentes de Psiquiatría que asistieron a la reunión, no les parezca lo mismo. He de mencionar, sin duda, al sabio Germán Berrios, que trató de dar una perspectiva pausada, pero no por ello menos controvertida, de lo que describió con el nombre de suicidio racional; sugirió que el conocido Durkheim había sido reservado con la verdad al omitir el gran debate del suicidio en la Francia del siglo XIX en la que, según Berrios, los psiquiatras franceses estaban divididos por la mitad: unos defendía la existencia de suicidio racional, mientras que la otra mitad decían que el suicidio sólo era explicable en el contexto de la enfermedad mental.
Mientras tanto, el Papa Benedicto XVI, que visitaba África, parece ser que se soltó un disparate en relación a la transmisión del VIH - entiendo que no soporta el uso y reparto de los condones entre sus feligreses africanos; de ahí el título de la entrada de hoy. La revista The Lancet, publicó una editorial muy breve, que por aquello de ver como se hace historia, debería ser leída. Es accesible en una editorial abierta, aquí, con la condición de tener que registrarse previamente. Por otra parte, pueden leer las palabras textuales de Benedicto XVI en la página web del Vaticano, aquí.
Por último, para no agobiarles lo que queda del fin de semana, concluir con un artículo que ha generado cierto grado de controversia, puesto que no deja de provocar perplejidad en el Siglo XXI que una minoría de terapeutas aún traten la homosexualidad como una enfermedad... pueden encontrar un comentario sobre el artíclo aquí y el artículo propiamente dicho aquí.
2 comentarios:
Evidentemente, como la psiquiatria no es una ciencia, el posicionamiento que uno tome respecto a cualquiera de los temas que mencione, van a dar una idea de quién es el que mantiene la posición, y ninguna sobre la cosa en sí misma. El que el Papa diga esto no me sorprende en absoluto, es el Papa. El que la psiquiatría asumiera que una conducta, gusto o tendencia no normativa fuera una enfermedad, lo mismo. El que la psiquiatria Y/O la psicologìa discuta sobre si el suicidio solo debe ser entendido en y desde la enfermedad mental, solo habla de la ideologia de quien sostiene una u otra postura, por lo que se trata, al final del día, de una discusión IDEOLÓGICA.
Un saludo desde la Isla de enfrente
En el contexto de una reunión científica de las que se consideran importantes en España, la contribución heterodoxa de Berrios - con cautela y sin estridencia - hacia una desmedicalización/despsiquiatrización del suicidio, supone un cambio. Hace unos años, estoy seguro, Berrios se hubiera reservado su opinión. En el capítulo acerca del suicido del libro que editó con Porter (A history of Clinical Psychiatry, 1995) se muestra mucho más cauto.
En cuanto a la editorial de The Lancet, en general suelen ser bastante "prudentes" - algunos dirían que demasiado anglosajonas, con un tufillo de hipocresía - y esta es clara e inequívoca. Además de añadir al final, que las manifestaciones del Papa dañan la labor de muchos católicos en África que luchan en contra de la diseminación del VIH.
Otro saludo desde la isla redonda y un abrazo cariñoso.
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