Algunos de los psiquiatras tuvimos la oportunidad de hacer exactamente lo que decía la invitación: Meet the expert. Uno de nosotros le preguntó, durante la cena, quien era Åsberg. Montgomery contó que Maria Åsberg había sido Jefa del Departamento Académico de Psiquiatría en el Instituto Karolinska de Estocolmo, nada menos. Rebuscando entre mis libros, encontré una referencia a ella, escrita por Edward Shorter en su libro a Historical Dictionary of Psychiatry. De hecho, la entrada de María es accesible en Google books aquí, es breve y merece la pena leerla, sobre todo por su contribución al estudio del suicidio y por ser una de las artífices de una de las escalas más usadas en depresión.
La siguiente pregunta era inevitable, ¿Cuál es la historia de la escala? Montgomery dijo que había sido poeta profesional... y que mientras trabajaba en Guy's Hospital (de paso mencionar para aquellos que les guste el dato histórico anecdótico que éste fue el lugar en dónde trabajo Wittgenstein como portero durante la IIª Guerra MUndial) tuvo la oportunidad de depurar un cuestionario que María Åsberg había preparado para valorar pacientes psiquiátricos - una especie de super-escala de Hamilton.
La idea de Montgomery fue doble: por una parte deseaba que fuera más corto que el Hamilton, y por otra querían que fuera lo suficientemente sensible para medir cambios en el estado mental del paciente, a diferencia de la escala de Hamilton que es diagnóstica, la de ellos era de evolución o seguimiento. Al principio, los que estábamos en la cena, nos quedamos un poco sorprendidos por lo que contaba: un poeta metido a investigador de ensayos clínicos puros y duros... lo cierto es que Montgomery fue - es - un poeta valioso, fundador de su propia compañía editorial llamada Fulcrum Press y el editor que contribuyó a que Allen Ginsberg fuera conocido en el Reino Unido en la década de los sesenta.
Y de ahí que haya titulado este mail De Montgomery a Dylan, como queda ilustrado en la foto, ya que Dylan estuvo en contacto con Ginsberg...
Buen fin de semana.
4 comentarios:
Estimado señor, nada tengo que decir de su insuperable capacidad de expresión (la lectura es fluida como Macondo) pero mucho menos de su incuestionable saber. Usted, y a mi la psiquiatría me queda tan lejos como Clarice Starlin a Haniba lecter, me da la ligera impresión que no es un "ciber intelectual", de los de Google o Wikipedia, intuyo que usted sencillamente sabe. Y sabe mucho, y eso me gusta.
En fin, sólo quería decirle que Bob Dylan jamás, jamás, hizo un bis en sus actuaciones. Sencillamente se levantaba y mientras sus acólitos le pedían "otra" él se largaba del escenario acompañado de su silueta nihilista con cierto olor a Whitman.
Dylan es digno de un estudio psisquiátrico; y no porque se niegue a repetir un tema o dos (está en su derecho y sólo era una anécdota) si no por el episodio paranóico que le mantuvo retirado 3 ó 5 años 63- 60 y algo) después de de un accidente de moto. Estaba convencido de que le querian matar...cosas de la poesía.
Un abrazo de un admirador.
Antes de nada le agradezco sus amables palabras.
Hace unos años, cuando aún vivía en Inglaterra, oí en la radio - BBC Radio 4 - y de camino al trabajo, que Dylan había publicado la primera parte de sus memorias. El comentarista, no recuerdo quien era, hizo algunos comentarios acerca de las ¿excentricidades? de Dylan que, inevitablemente, me llamaron la atención. La familia y el trabajo no me han permitido que dedique tiempo a los avatares vitales de Dylan... después de su coementario, me dedicaré a ello...
Un saludo cariñoso.
Bueno, dos cositas. Macondo era el pueblo a orillas de un río que fluia diáfano y como en la novela de Gabo no nombraba el nombre del mísmo, le he llamado así (es que me he percatado del error al leer mi primer comentario). Y de Dylan no se mucho. Lei sobre él (en papel) hace muchos años y lo que le comenté me llamó la atención porque fué como una psicosis colectiva porque también le pasó a Elvis y a Lennon y creo que Warhol tenía un doble por lo mismo. Una mañana escuché en "no somos nadie" (con Celia Montalbán en M80) que le quieren proponer para Nobel de Literatura y su poesía es material universitario de primer orden.
Bueno, lo último que se de él es que se lo encontraron vagando por la urbanización en la que vive bastante desañilado y con pintilla de homeless. Usted como especialista ¿no cree que la indigencia es el mejor estado, mental, del ser humano urbano? Sobre todo despues de un paseo por los metros de NY. Como dice Fito Cabrales "no voy a levantarme porque salga el sol".
Un abrazo sincero
Siempre positivo nunca negativo!¡
Publicar un comentario