En un post reciente del blog History of Psychology se hace referencia a los "Pseudopacientes" o "Compradores-misterio". Hace poco mencionaba, en Nietos de Kraepelin, el uso por parte de los psiquiatras de algunas de las medicaciones prescritas por ellos; ahora es el momento de referirse a la experiencia que tienen algunos psiquiatras cuando interaccionan con los servicios de psiquiatría o de salud mental. Vendría a ser una especie de Experimento de Rosenhan pero con un fin preciso: en esta ocasión no se trata de cuestionar la validez de los diagnósticos (como en el Experimento de Rosenhan) si no de evaluar la calidad de los servicios y la atención a los pacientes.
Esto último, precisamente, es lo que han hecho unas enfermeras psiquiátricas holandesas tal y como lo cuenta este artículo en el New York Times. Es una pena que no se haya publicado en forma de artículo científico para poder valorar qué es lo que no funciona en las salas de psiquiatría del hospital De Gelderse Roos.
El proyecto no parece tan disparatado cuando Arthur Lazarus escribió, hace poco, un artículo acerca del mismo tema en Psychiatric Services, con el título: Improving psychiatric services through mistery shopping.
De hecho, Lazarus escribe que los servicios de salud mental comunitarios y ambulatorios serían una de las dianas principales de este tipo de escrutinio, "porque estos servicios tratan a muchos pacientes y están menos vigilados que las unidades de internamiento".
En el mismo artículo, Lazarus comenta (haciendo referencia a este artículo) que la industria médica americana había crecido considerablemente (en millones de dólares) debido a la introducción de los pseudopacientes; gracias a ellos se implementaron medidas, aparentemente menores, que mejoraron el rendimiento de los servicios sanitarios.
Esta derivación económica del experimento de David Rosenhan supongo que lo haría sonrojar y que nunca la previó en su estudio original publicado en 1973.
Muchos años más tarde, Lauren Slater, en un libro publicado en español con el título Cuerdos entre locos. Grandes experimentos psicológicos del siglo XX, vuelve a seguir los pasos de los pseudopacientes de Rosenhan y narra como acudió a varios servicios de urgencias contando exactamente lo que contaban los pseudopacientes.
De acuerdo con Slater, mientras que el estudio de Rosenhan estableció la ausencia de validez diagnóstica, su experimento demostró que el diagnóstico estaba supeditado al uso inmediato de medicación (¡!).
El libro de Slater generó cierto grado de controversia que culminó, hasta cierto punto, en un trabajo de investigación ad hoc preparado nada menos que por Robert Spitzer y Scott Lilienfield y publicado en el Journal of Nervous and Mental Disease en Noviembre de 2005.
El artículo es interesante porque mostraron una viñeta clínica, extraída del texto del libro de Slater, a 74 psiquiatras que trabajaban en Servicios de Urgencia; la viñeta clínica retrataba exactamente lo manifestado por Slater cuando ella había acudido a varios Servicios de Urgencia en un intento de replicar el experimento de Rosenhan. Tal y como refieren los autores: "En agudo contraste con lo manifestado por Slater, encontramos que sólo tres de los psiquiatras consultados ofrecieron un diagnóstico de depresión psicótica". Sin llegar a decirlo abiertamente, los autores concluyeron que Slater mintió y que nunca llevó a cabo el experimento que contaba en su libro.
La historia se complica cuando los editores de la revista le pidieron al revisor del artículo, Mark Zimmerman, que escribiera sus impresiones no sólo acerca del artículo de Spitzer et al., si no que además comentará acerca del "Experimento" de Slater. Zimmerman concluyó que éste no había sido llevado a cabo - en otras palabras, que Slater mentía.
Puesto que se trataba de una revista científica y por aquello del fair play anglosajón, los editores mostraron a Slater el contenido del artículo de Spitzer et al., y le permitieron que replicara a algunos de los comentarios que estos habían efectuado acerca de su "Experimento". Slater contestó trivializando lo escrito en su libro y negando el que hubiera hecho un "Experimento" científico. Lo que provocó comentarios llenos de ironía por parte de Spitzer y sus colaboradores, que terminan su artículo diciendo "Never mind" en alusión a un personaje de un programa satírico de TV (Saturday night live) que siempre que hacía algo incorrecto decía "Never mind".
Los diagnósticos en psiquiatría siguen siendo un tema aparentemente no resuelto y que genera controversia, especialmente ahora que se acerca el DSM-V.
En la imagen: Robert Spitzer. Imagen utilizada bajo el principio de "Fair use" al no generarse ningún beneficio económico.
1 comentario:
Excelente entrada, deja mucho para la revisón y el análisis.
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