miércoles, 2 de diciembre de 2009

De la mescalina a la paroxetina.

De nuevo gracias a Vaughan Bell y su Mind Hacks (llega un momento en que uno no sabe qué cumplido hacer) he tenido el placer (y la perplejidad) de leer la extraordinaria crónica de Silas Weir Mitchell acerca del uso de mescalina ...

Era una época diferente en la que aún se podía hacer un estudio de n = 1 y además con una sustancia psicoactiva de las características de la mescalina (recordarán como, también a finales del siglo XIX Sigmund Freud introdujo el uso de la cocaína en su artículo Über Coca).

Las alucinaciones visuales de Weir Mitchell son extraordinarias y él mismo tiene dificultades para describirlas, especialmente la luminosidad de los colores de una torre gótica polícroma (¡!). Hoffmann, que murió hace poco, no llega a superar la veces inquietante narración de Mitchell; me refiero a su famoso paseo en bicicleta bajo la influencia del LSD.

En la actualidad, cualquier consumo de sustancias por parte de los médicos y de los psiquiatras está obviamente castigado por la ley y es inconcebible pensarlo - pero ¿De veras que es inconcebible?

No es esto lo que cree St John Sessa en este artículo con el título: Are psychedelic drug treatments seeing a comeback in psychiatry? Sin embargo y siguiendo a Weir Mitchell, de lo que se trata no es de prescribir y administrar/suministrar al paciente medicación, si no de probar antes la medicación. Esto fue lo que hicieron un grupo de psiquiatras franceses con la Paroxetina en este artículo (le debo al blog Neuroskeptic la noticia) titulado: Effects of paroxetine on treatment awareness: a 4-week randomized placebo-controlled study in healthy clinicians.

El resultado es, en parte, sorprendente y vendría a corroborar la hipótesis de Joanna Moncrieff que he mencionado en otro post de Nietos de Kraepelin - esta última afirmación necesitaría más elaboración, pero prima facie es una conclusión aceptable. En cuanto a la conclusión del artículo, llama la atención el que se establezca una atenuación de la experiencia emocional interna (¿Y esto, qué quiere decir? - tendrán que leer el comentario del artículo para saberlo).

En cualquier caso, el que los psiquiatras usen o no fármacos empatógenos (o entactógenos), por ejemplo, no parece tan disparatado cuando hay millones de niños que consumen psicoestimulantes - escrito así suena aberrante, pero ¿Qué es si no el uso del metilfenidato y la anfetamina?

Por cierto, al final del post de Neuroskeptic hacen alusión a un psiquiatra que probó la Clorpromazina. En Southampton, allá por 1987, y no por error, otro psiquiatra, joven en aquel entonces y que conozco, probó 25 mg de esta sustancia y experimentó una sensación atroz de enlentecimiento psíquico, de bradipsiquía. Recuerdo que comentaba que pensaba en cámara lenta...

Algo similar - bradipsiquia - podría haberles ocurrido al autor de este otro artículo en el que se correlaciona - ¿estableciéndose una relación causal? - la introducción del calzado (con tacones) en la cultura occidental y la aparición de la esquizofrenia. La explicación ofrecida no deja de ser curiosa e intrigante, pero no por ello menos disparatada. ¿O no?

En la imagen: Albert Hoffmann, inventor del LSD - imagen procedente de la wikipedia.












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